Llego el domingo el primer día de la semana, y nuevamente, como seria de allí en adelante todos los domingos en adelante, un buen baño con agua fría, buen traje, buen perfume y acompañar al hermano Eduardo al culto. Llegamos antes de empezar la reunión él busco nuevamente las sillas de la hilera de atrás y nos sentamos en silencio. Con Biblia he himnario en mano en actitud de reverencia y luego sentí un suave golpe al lado de mis costillas izquierda, era el codo de mi hermano y en voz baja me dijo: es ella... Gloria. Levante la cabeza y en efecto, si, era ella, su rostro igual a la imagen impresa en la foto.
üGloria: vivía en mi memoria, la mujer de mis pensamientos, mi corazón ya la conocía me era familiar como en los cuentos que se hacen realidad en la fantasía, su cabellera suelta acariciada por el viento, su rostro, su sonrisa, sus labios, su perfume, su piel... Sí, es la mujer, de mis sueños, que en bandadas regresan dando luz quizás a una vida de sueños olvidados. Con su atavió, de falda larga... Mis ojos la busca, la respiración la anhela, las palabras de elogio se conjugan, Ella... toda mi alma, ya la amaba.
Al terminar el culto, los saludos, los abrazos, el delicioso café colombiano con su aroma se expandía por todo el salón y allí estaba ella, junto al ventanal radiante de luz brillante. Mi hermano dijo ven y te la presento.
Hola Gloria, ¿cómo vas?, ¿cómo has estado?... se saludaron de abrazo y beso como unos buenos hermanos, y bueno allí estaba yo, escuchándolos sin ningún afán de interrumpirlos, disimuladamente contemplándola y cada palabra que salía de su boca era música a mis oídos, su voz parecía que ya mi mente y mis oídos se confabulaban en decir al corazón, ya la conocemos, en el mundo de la fantasía. Por fin Eduardo se acordó de mí y extendiendo su brazo sobre mis hombros dijo: Gloria él es mi hermano que hace tiempos te había hablado. Sus ojos negros su mirada tierna, compasiva y radiante se fijó en mis ojos y me dijo: - me da gusto conócelo, Eduardo me hablo bastante, hace tiempos de usted, bienvenido, estrechamos las manos y un beso en la mejilla y suavemente le dije al oído: me da gusto conocerte... Eduardo con la amabilidad que lo ha caracterizado y su voz sonora, la invito a una cafetería a tomar un refresco allí pasamos un buen rato hablando los tres de lo cotidiano de la vida, como el trabajo, estudios realizados, gustos de comidas, y muchas cosas más...
üNo sé qué escudriña tus ojos: Talvez deseo de antojos, en tu mirada entrar en mi alma y develar secretos escondidos, te llenarías de espanto al ver, pues niña, sombras negras se esconden en esta apariencia de apasionantes sonrisas alegres. No me mires con tus ojos del alma, pues solo adoro tus ojos negros y tus pestañas finas alargadas, deja así, sin ver en lo profundo.
Partimos a la avenida donde pasaría su ruta de transporte que la distanciaría de mis ojos, la despedimos de beso y un chao, hasta pronto, que Dios te siga bendiciendo. En el trayecto a casa en el bus mi hermano me dijo: - No te ilusiones ella es diferente a usted... ella es cristina. Respire profundo como si no me importara sus palabras le mire y le dije: - Gloria es una mujer, se puede enamorar; estaba seguro que ella era de carne y hueso, no era un extra-terrestre o una criatura bajada del cielo, era una persona con pensamientos e inteligencia, sentimientos y voluntad, y quizás mi gran fortaleza es una autoestima que mi madre siempre me infundió, ella con su dicho que yo era su pajarito de plumaje especial y su amor me dio el valor y la libertad de caminar con la frente en alto y poder mirar a las personas a los ojos de tú a tú, de persona a persona.
El primer beso: Esperaba ansiosamente el fin de semana y en especial el domingo, el culto me agradaba, las personas ya me era familiar, cercana y chévere hablar con ellos; pero ella, Gloria, era el polo del imán que su fuerza me atraía. Finalizada la reunión mis ojos la buscaba y se dio la oportunidad de hablar a solas con ella; no recuerdo todas las frases que mi mente lanzaba y se hacías palabras con mi voz; algo que recuerdo y mi corazón no olvida fue: ¿qué vas a hacer hoy? Ella con sus hermosos ojos y su voz suave – no tengo planes y tú. Sabía que era la oportunidad de pasar la tarde cerca de ella, le dije: - conoces un centro comercial para ir a pasear. me dijo: - vamos conozco uno que te va a gustar. Salimos de la casa hablando y riendo de cosas que teníamos en común hasta llegar a la avenida allí nos subimos juntos al autobús y ella se sentó al lado de la ventana, le pregunte sobre sus gustos, colores preferidos, sueños y metas a corto y largo plazo, realmente estaba decidido a conocer más y más de ella; Quizás su mente estaba entretenida escogiendo las palabras precisas a mis preguntas, le tome de la mano y seguimos hablando. No nos importaba los demás pasajeros ni siquiera en mi mente sentía que íbamos acompañados o que existiera alguien escuchándonos y entonces de pronto la abrase con un brazo por sus hombros decidido a besar sus labios que me encanta cundo habla, ella vio mi intención y con un reflejo me esquivo... la bese en la mejilla entonces la mire a los ojos diciendo: - Gloria, te soy indiferente. Ella con cara de asustada me dijo: - no, no me eres indiferente, acto seguido la bese en los labios, pues he sabido que el que duda pierde y el que no arriesga una amistad no llega a un gran amor.
Llegamos al centro comercial cogidos de las manos, las fantasías de los recuerdos de una imagen de la foto, ahora en carne y huesos caminaba junto a mí, mi alma se apegó a su alma, no había sombras ni dudas, compartimos los mismos gusto, las cosas sencillas nos hace reír, me encanta escuchar su voz, sus sabias palabra trae paz a pesar del bullicio de la gente, pasamos toda la tarde como dos niños dando vueltas, mirando las vitrinas y tan solo comimos pizza y gaseosa; para mí no existía el hambre la sed ni el regreso a casa, quería estar allí caminar junto a ella. La noche fría de la sabana llego a pesar de no percibirse por las luces brillantes de neón, debíamos partir cada uno a su casa, ella al norte yo al sur. La tome de las manos nos besamos, nos miramos y un chao, hasta pronto, su presencia se alejó de mí. El amor llega semejante a la luz, los colores resaltan en los ojos del corazón, los pensamientos vuelan como las águilas tras las corrientes de aire, los sentimientos con sus pinceles alargados pintan el cuadro de colores de ilusión, la voluntad se guía tras la luz, el color y la ilusión; pobre de mí al estar enamorado, perdería la rutina diaria de ver pasar el tiempo y el domingo que pensaba que era el último día resulto ser el primer día de la semana, en pocos días he visto cosas que nunca había creído, por ejemplo: ¿quién era Jesús de Nazaret?, por tradición sabía que es el Hijo de Dios, que vino al mundo, enseño, hizo milagros en fin una vida perfecta y hasta me daba lástima que lo hubieran matado, le crucificaron, murió, fue sepultado, resucito al tercer día, fue visto por muchas personas, y subió al cielo, se sentó a la diestra del Padre... Todo esto lo sabía cómo asistente a la iglesia católica es muy bonito pero que tenía que ver con conmigo... en estas pocas reuniones que había asistido sentía que estas personas tenían algo diferente yo estaba entre ellos y hasta me llamaban hermano, muy en mi sabía que no era parte de la familia para llamarlos hermanos y que es en realidad que era lo que nos podía conectar, ellos en las reuniones hablaban de la persona del Señor Jesucristo, era real y vital esa Persona para ellos.
üUna pausa: Detente caminante ambulante, llena tus pulmones, cual ave reposa en el paisaje deslumbrante, extiende tus alas tras la brisa suave. ¿Por qué estás aquí en el presente? Debiste nacer en el pasado o talvez en el futuro anhelado hoy respira el aire desafiante. Has recorrido lugares extraños, montañas húmedas y también árida, con sed en la garganta y la mirada levantada en espera de nuevos años...
En esa semana la llame por teléfono: - hola Gloria, como estas, me has pensado... podemos vernos el sábado... Ella con su voz suave y tranquila: - sí, podemos ir, con mi hermana Mary, al centro comercial de Chía... Los días eran más cortos no por la reducción del tiempo era que ya había un anhelo de esperar los días futuros los encuentros planeados con la persona por quien suspiraba, pronto el sábado llego, y allí estaba esperándola en el sitio indicado. no tarde en divisarla, venia acompañada de su hermana Mary, ella mi Gloria, estaba hermosa como siempre, ellas se acercaron y el saludo cordial un beso en la mejilla y un hola ¿cómo estás? Desde allí debíamos esperar un autobús que nos llevara a Chía, ya los paisajes de la sabana con sus grandes fincas y sus hatos de ganadería de ordeño ya no era mi inspiración, si ella estaba junto a mí, todo pasaba a un tercero y cuarto plano, todo el recorrido del autobús íbamos charlando y riendo, hasta que llegamos al centro comercial, al entrar estaba bien decorado, con sus locales lujosos…Nos dirigimos al fondo, se veía un lago con sus barcas, unas con remo y otras con pedal, a la orilla unos pocos patos que se deslizaban y se sumergían suavemente; alquilamos la barca con remos, una cosa es verla de fuera y otra es tratar de darle dirección y ponerse de acuerdo para remar juntos, pero eso no importaba hacia donde fuera la barca, todo era risas y se convirtió en un juego de dar vueltas de allá para acá en diferentes direcciones; así paso como dos horas, al salir del lago la abrase caminamos juntos con la actitud melosa de felicidad del sentimiento del amor y así nuestros pasos llegamos a la heladería a comprar los ricos y deliciosos conos de agradables sabores. Mary que había caminado detrás de estos novios melosos como la gelatina de azúcar, ella disimuladamente la aparto a mi Gloria de mí y en voz muy baja le pregunto: - no me digas que ustedes son novios, si hace veinte días lo conoces... Gloria le contesto: Somos amigos... Luego fuimos a un restaurante, nos sentamos con la ilusión de darle gusto al paladar, pedimos a la carta y la especialidad que nos recomendaron fue el plato de las tres carnes y muy amablemente nos dejamos convencer, después de esperar como diez minutos el mesero trajo el pedido, la comida no se veía apetitosa, la carne de res estaba dura hasta para cortarla con el cuchillo, la carne de pollo estaba insípida, la carne de cerdo por unos lados estaba quemada; bueno, al menos el maduro y las papas estaban bien, pero eso no era de trascendencia, tampoco era de importancia la cuenta que debía pagar... Salimos del restaurante a comprar frutas y caminar fuera de la pequeño pueblo, Mary iba adelante, nuestros brazos unidos estrechando nuestros cuerpos, los pasos lentos, mis labios no quería separarse de sus labios, cual abeja en un dulce panal de miel... Así caminamos toda la tarde sin preocupaciones, sin ver ni siquiera el bello atardecer con sus nubes de colores rojizos que los rayos del sol agonizante atravesaban. Mary se había comido las frutas, nos estaba esperando cerca de la autopista, su rostro no radiaba ninguna felicidad, más bien estaba enojada y cansada de caminar todo ese tiempo; nos miró con sus lindos ojos verdes y dijo: - ya es hora de marchar a casa, y así fue regresamos a Bogotá, un beso y un abrazo y un - mañana nos vemos en el culto en la capilla.
Esa noche recibí una llamada telefónica de Mary, me pregunto con un tono de preocupación: - ¿usted que es de Gloria?, con una sonrisa nerviosa le dije: - somos amigos, ella insistió: - los amigos no obran de esa manera. Sabía que ella tenía toda la razón para desconfiar, si le decía que novios, ni yo sabía en qué términos estaba esa relación, con la mujer que amaba en este corto tiempo nunca hablamos de compromiso, así que seguí callado sin palabras y ella continuo: - No quiero que mi hermana sufra una desilusión... por favor no le hagas daño... Se despidió y colgó el teléfono, esa llamada creo la inquietud, ¿dónde estoy en esa relación con ella?, ¿quizás sea yo, el que sufra y quede desilusionado de por vida?, de algo si estaba seguro, si Gloria quería volar fuera de mi corazón, con todo el dolor del alma que me torturase no le rogaría ni impediría su libertad, su felicidad está por encima de mi propio bien.
ü Me preguntas ¿Cuánto te quiero? Está bien, te lo diré en el camino, te quiero, así como esos árboles con sus ramas entrelazadas. Te quiero, así como el ave que anida adornando el viejo tronco dando vida en la árida existencia de aquella inmóvil fidelidad compartida, si, te quiero, hasta amarte por toda una eternidad fundida en almas gemelas, de habitar juntos en un solo sentir de enamorados.
Llego el domingo el primer día de la semana, sentado al lado de mi hermano en silencio, escuchando las personas que participaba hablar de Jesús como el Mesías, enviado por el Padre, por amor a mí y su obra a favor mío, hablaban de su justicia y eso me encantaba, pero de repente vino a mi mente ¡Sí, él es justo! ¿qué de mí, yo soy injusto?, ¿si hoy me presentara de persona delante del Juez Justo? Vino la certeza en mi corazón que estaba condenado, pero si el me llevara junto a él sería toda una eternidad con miedo y espanto ante un Juez temible en Justicia. Estos pensamientos no eran de mi agrado, me encontraba desamparado y vació ante un Dios Justo, también se cantó los himnos y se habló del amor de Dios y su amor por los perdidos, hay estaba el dilema, un Dios Justo que da el pago generosamente en justicia y esta su amor, que envió a su tesoro más preciado, su Hijo Unigénito a morir en una cruz por pecadores enemigos de él, para que tuviera vida eterna en su presencia y yo un pecador digno de muerte, baje la cabeza, y en silencio le dije al Seño: Es verdad, soy pecador digno de muerte, tu obra de enviar a tu Hijo el Mesías es más grande que mis pecados y me acojo a tu amor y misericordia quiero conocerte y entender lo que tú dices en tu palabra. Finalizado el culto todos se levantaban a saludar, era un deleite estrechar la mano o dar un abrazo y tener breves conversaciones. Y esta vez era diferente, igual que los domingos anteriores se acercaban y me saludaban – ¿cómo están hermanos? Ahora les miraba a los ojos y la mente comprendía la palabra que salía de mis labios – Hermano muy bien y tu... este era un regalo precioso y honroso conocer y entender la palabra – hermano - hijos del Dios Justo y lleno de Amor... él tenía una familia y ocupaba el lugar de Padre... Con el vaso de café en la mano y su aroma agradable al respirar en el ambiente, me acerqué a mi amada Gloria, con un beso le dije: - hola hermano. Mi mente estaba entendiendo lo que mi amada es, mi hermana, cercana y muy amada. Entendiendo esto mi responsabilidad debía ser como hermano hacia ella, de cuidado, protección a mi querida hermana amada; así que sabía que estaba en delicados pastos y aguas tranquilas, descansando de la paz que solo Dios da por ser reconciliado, traído a ser amigo de él, conociéndolo y entendiendo cada vez más.
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