Finalizado el año en la escuela, había que iniciar el bachillerato en el colegio, me inscribieron en el Politécnico, allí había que presentar pruebas de admisión, la gran mayoría de los chicos eran de estatura pequeña y aproximadamente de doce años de edad y yo estaba pasado de edad contaba con catorce años y estatura alta.
Allá en el colegio en la prueba de admisión al recibir el examen y leer las preguntas me di cuenta que algunos temas no los había visto jamás en mi vida... el profesor que supervisaba el examen era conocido de mi hermana, y él no sé si por amistad de mi hermana o por lastima, o más bien la mano de Dios, él profesor de vez en cuando se acercaba y en voz baja me decía las respuestas de las preguntas que no había completado, fue una buena lección de no enorgullecerme por lo aprendido, esto me llevo a ser agradecido con los que saben y ayudan.
Así que ingrese al Politécnico Alfonso López, al iniciar clase lo que más me marco en mi vida personal, fue una vez que la profesora de ciencias naturales había dejado una actividad el día anterior y estaba llamando por lista para revisar la tarea, un compañero gordito y bajito al llamarlo no había resuelto el ejercicio, la profesora se ofusco era como si tuviera migraña o le doliera algo en el cuerpo, se levantó se acercó al joven lo agarro por el pelo y restregó su cara contra el pupitre y le dijo: usted, a que lo enviaron, solo a calentar la silla con sus calzoncillos, piensa en el sacrificio que está haciendo tu madre para que vengas a estudiar o cree que yo también estoy pintada en la pared… Estas palabras y la actitud de la profesora me aterrorizaron y hoy creo que debido a esa escena fuerte me mantuve ocupando los primeros puestos en todo el bachillerato.
El tiempo trascurría mi hermana Amparo se casó con un gran hombre llamado Héctor y se fue a vivir a otra casa, y al poco tiempo me llevaron a vivir allá con ellos, la familia de Amparo y Héctor crecía llegaron los niños y siempre que recuerde había paz en esa casa.
La vida transcurría en el estudio de las materias teóricas en la mañana y en la tarde en la especialidad en los talleres técnicos, me he mantenido alejado de los llamados corrillos de amigos, me encanta la vida solitaria sin tener a alguien que sepa de mis cosas confidenciales y evitar los malos entendidos y circunstancias que me alejen del propósito de finalizar lo empezado.
En el grado undécimo participe de la campaña para personero del colegió y como asesor de la campaña se ofreció Hayden un buen compañero y amigo, conocido por ser acolito de la Iglesia Católica y con la voluntad férrea de ir al seminario para hacer los votos de ser Cura, en la campaña por la personería del colegio íbamos de salón en salón hablando de los proyectos y metas positivas para el beneficio de los estudiantes y así creció una gran amistad y al poco tiempo le diagnosticaron tuberculosis, le dijeron los médicos que había perdido medio pulmón, entro en un tratamiento riguroso, siempre asistió a clases y algunas veces yo iba a su casa a hacer las tareas y su madre le gustaba que fuera para que lo distrajese en algunas de las actividades de salir y jugar de vez en cuando billar un deporte que nunca lo aprendí y en sí creo que estoy vetado para todo deporte pues nunca me dedique a alguno en especial.
Pelea en el colegio: En el último año de grado undécimo recuerdo una escena de esas que pocas veces se ven en los colegios pero cuando suceden te marca para toda la vida; en el salón ya todos éramos grandes el que menos edad tendría unos 16 años en adelante y yo unos 19 años; estando en el salón de clases y un día se armó una discusión entre dos compañeros por algo tan importante que por más que trato de devolver la mente no puedo sacarlo a flote en fin bobadas de vanidad pasajera, los dos compañeros de clases se desafiaron, medirían las fuerzas a ver quién era más macho de los machos y en la salida estaban esperándolos los que llaman bomberos que por definición son los que con su lengua inflan la situación como una bomba llena de aire, se escuchaban gritos: cobardes, miedosos, parlanchines... si quieren pelear enfrentasen en la carrilera donde pasa el tren.... Y en menos de cinco minutos allí estábamos como buitres viendo a ver qué pasaba quien iba a caer primero, se retiraron las maletas, se quitaron el buzo del colegio, estiraron los brazos, hasta hacían postura de karate y kid-bóxer en fin uno le llamábamos caballo pues este joven era trigueño, alto de 1,80 mts y fornido un poco aindiado el otro Kevin de estatura promedia de 1.70 mts blanco con apariencia de gladiador, ambos con el firme propósito de salir reventados y ganar la pelea; En la mente de los asistentes estaba plasmada la idea que esto iba para largo o al menos quince minutos y cada asistente uno a uno busco la postura adecuada o se sentó o busco la sombra de los árboles, entonces estos dos gladiadores mostrando sus puños apretados avanzaron entre si colocaron sus brazos levantados firmemente en postura de combate: Caballo tiro un fuerte golpe de gancho y conecto a su oponente un golpe seco y crujiente en la mandíbula de tal forma que Kevin se llevó las dos manos a su boca y la sangre comenzó a brotar, Kevin no podía cerrar la boca, el golpe fracturo su mandíbula, el más preocupado que se lamentaba rogando el perdón de Kevin fue Caballo. Todos preocupados lo llevaron a al hospital y allí el diagnostico era que tenía tres fracturas en la quijada y debían remitirlo a los especialistas en la ciudad de Manizales y así fue hecho, perdió tres meses de clase, la familia de caballo asumió parte del costo del tratamiento.
Por esta razón es mejor que me digan este ratón no sirvió a que me diga este ratón se llenó de remordimiento, pues las peleas y las guerras solo sirven como ilustración de lo que no se debe hacer.
En busca de mi padre: Era poco lo que conocía de mi padre, según contaban los que lo conocieron que tenía el nombre de Luis Eduardo Serna Mahecha, cuando él nos abandonó mi hermano que lleva el mismo nombre tenía cuatro años de edad, yo tenía un año así que no registro ninguna imagen ni recuerdos de él, ni tampoco el apellido desde el registro civil en adelante. Mi madre cuando se le preguntaba hablaba poco además ella hacía las veces de padre y madre así que tenía un refrán que decía: padre es cualquiera que le reviente la boca, pero madre siempre es una, la que siente el dolor y da de su vida. Y que recuerde contaba un poco reflexiva como esperando no repetirla muchas veces y así comenzaba y terminaba contando mi madre:
Él era un hombre trabajador le encantaba darle forma a la madera, su familia vivía en zarzal valle, cuando llego a la región gusto mucho sus trabajos, los muebles, las puertas... pero como siempre, en casa de herrero cuchillo de palo, lo que hizo para la casa es solo ese viejo baúl.
Recibía buen dinero y los fines de semana lo gastaba en sus borracheras, regresaba el domingo bien tarde sin ni siquiera una bolsa de pan, cenaba se acostaba a dormir y el otro día partía lejos a las fincas donde lo contrataban para realizar sus trabajos de ebanistería. Esa era su vida, físicamente es ver a Eduardo, allá en ese baúl esta la única foto que conservo.
Un domingo de esos habituales llego a casa, venia como de costumbre, le serví la cena y no sé qué le había molestado por allá pero ya venía con el genio alborotado, me grito: - Esa sopa está caliente. Y sin decir más me la arrojo a la cara, de suerte que la esquive.
Enfurecido agarro el palo de la escoba, creía que era su hija talvez, en la hornilla del fogón estaba la peinilla vieja que se utiliza para hurgar las brasas, lo agarre, me pare firme, a ver que se estaba creyendo, las circunstancias hay que ponerle el precio en el momento adecuado, te enfrentas o te enfrentan y hay que medir fuerzas.
En cuestión de segundos entramos en el duelo, se abalanzo furiosos con palo en mano a quitarme la peinilla ese pedazo de hierro oxidado, me logro acomodar varios palazos, pero con la sangre fluyendo caliente por el cuerpo no me dolió en cambio produjo en mi rencor y ansia de venganza. Estaba decidida a lo que fuera, le di una golpiza con ese pedazo de hierro, y bueno él se marchó para nunca más volver... lo último que supe fue que se casó y vive por allá en el pueblo de Samaná Caldas.
Esa era toda la historia que contaba mi madre, con 16 años de edad y con la inquietud de siempre de conocer al viejo, quizás el vació de crecer sin la compañía, la voz y esa figura paterna de alguien que con autoridad me tomara de la mano y dijera animo adelante.
Un día con mi hermano Eduardo decidimos viajar a buscarlo, fueron muchas las preguntas que quería resolver, entre ellas ¿Porque nunca nos buscó? ¿Qué familia tenía por parte de él? ¿Cómo era su vida? emprendimos el viaje y llegamos a ese hermoso pueblo cafetero su parque central adornados con árboles de pinos y sus calles empedradas que transitaban más caballos y mulas que carros, nos preguntábamos: ¿Por dónde buscarlo? Entonces entramos a un granero de esas tiendas de pueblo y allí nos sentamos a tomarnos una gaseosa el viaje fue agotador desde que salió de la carretera central, en adelante fue carretera destapada. Empezamos preguntándole al tendero, si de pronto conocía a un hombre llamado Luis Eduardo Serna Mahecha y algunos detalles como la profesión la edad que creíamos que tendría, nos miró y nos dijo: No recuerdo a alguien llamado así por aquí.
Recorrimos el parque preguntando a los ancianos de esos que se sientan esperando ver el tiempo pasar sin afán en sus conversaciones, con su voz pausada y sus figuras encorvadas por el peso de los años, con acento paisa uno tras otro decía no conocerlo, recorrimos las calles onduladas preguntando en cada negocio y las pocas personas que pasaban por nuestro lado y al fin un anciano que venía trayendo una carretilla, al acercarse le hicimos la misma pregunta, descargando la carretilla se quedó pensando por un momento y luego nos dijo: - Debe ser al que por aquí le llamábamos el palomo, recuerdo que tenía como ese nombre y creo que murió hace ya varios años, entonces Eduardo le pregunto: - ¿y dejo familia? y ¿dónde vivió?. El anciano nos miró con sus ojos fijos preguntando: - ¿Y ustedes quiénes son? Y entonces nos alargamos en la charla y sentados en el andén le contamos el motivo del viaje y que éramos de aquel que buscábamos. Entonces nos dijo: - Ese hombre vivió allá a la salida del pueblo, todavía vive la viuda en su rancho, que lastima ella no podía tener hijos.
Después de semejante viaje estábamos obligados a conocer la historia completa, nos dirigimos hacia donde nos mostró el anciano con su brazo, llagamos allá a una parcela con un rancho que a su alrededor estaba sembrado de palos de café y matas de plátano al entrar a la parcela nos atendió una señora de aspecto cansado y vestimenta del campo, nos hizo pasar a la sala, le contamos el propósito de la visita, nos atendió con café con leche y pan, después se sentó frente a nosotros y nos dijo: - Luis Eduardo de vez en cuando contaba que tenía unos hijos... bueno el murió hace ya como seis años de un derrame cerebral, fue enterrado en el cementerio del pueblo de la Victoria, allá quedo él... si quieren pueden ir a visitarlo.
La verdad es que he detestado visitar los cementerios, aunque fuera mi padre, el deseo de conocerlo realmente era en vida ya muerto no me interesaba ni saber cómo era su tumba. Nos quedamos esa noche en la casa de esta mujer que muy amablemente nos atendió brindándonos posada. El otro día nos madrugamos a las tres de la mañana que salía el primer bus para la Dorada, no hubo comentario de los dos, esto había quedado todo concluido, mi padre estaba bajo tierra y nosotros estábamos aún vivos.
Los planes cambian: Al finalizar el colegio tenía ya definido en mi mente: Prestaría el servicio militar en la policía y bueno aria el curso para patrúllelo, con esto aseguraría mi futuro laboral y a los cuarenta años aproximadamente saldría pensionado...
En todo este cuento del futuro, llego el día para presentarnos a la selección del servicio militar y después de la conferencia y los videos infundiendo el honor de pertenecer a las fuerzas del estado en el servicio a la patria, vi como mis compañeros de colegio eran seleccionados unos para el glorioso ejército y otros como auxiliares de la policía.
Cuando me correspondió el examen físico el médico me dijo: Tienes una hernia umbilical cierto; sí señor. Era cierto, la había adquirido cuando tenía un año de edad, la vez que mi madre me dejo caer de sus brazos por rescatar a mi hermano Eduardo.
Así que fui rechazado y todos estos planes se vinieron a pique, quebrados en petasos de tal forma que no se podía reconstruir.
Solía decir mi madre cuando una puerta se cierra el garaje se abre. Ese diciembre recibimos la visita de Yolanda y su familia, Jairo, dos niñas y un niño de brazos, ellos estaban viviendo en la capital; ese era el garaje, hice maletas y rumbo a la sabana de Bogotá a la gran ciudad a la cual he aprendido a amar y estar agradecido y siempre quiero verla con los ojos del alma en la ilusión del futuro.
Bogotá de ensueño
Mi bella Bogotá, eres un sueño a mi edad temprana
Te extiendes sobre la gran quietud de la sabana
Traes en mi memoria fantasías gratas
Las palomas vuelan y caminan ante el roció en gotas.
Nuestra plaza Simón Bolívar esplendoroso y elegante
Pululan graciosas criaturas que refrescan el ambiente
Renace la ternura la sensibilidad del corazón expande
En estos cambios de la razón la mente se desprende
Nuestro monumento, Monserrate del alma mía
Un viento empezó a traer brisa fresca a mi memoria
Demasiado fresca que arrullo todo mi ser anhelante
Antes nunca vivido que aleja toda nostalgia vibrante
El roció trajo las buenas noticias en el cielo del renacer
Eran poemas que hablaban de un amanecer
Los sueños volaron ansiosos al atardecer
Las clases sociales alegres gozosas bailaban en el hacer
Los días alargados sin estrés y sin aceleración
Su ciclo-rutas extendidas como venas en la imaginación
Tras-milenio y el metro diseño prolongado en la ilusión
Bogotá sin indiferencia, erigida, modelo en expansión
Nuestro parque Simón Bolívar con su bendición
Con hierba verde, con lagos azulados agraciados
Recibimos a nacionales, extranjeros invitados
A vivir como hermanos bogotanos de tradición
Bogotá con sus museos abiertos noches y días
Sus calles, amplios andenes y parques, pasean las familias
Han logrado armonía con los Ángeles del cielo a cantar
Bogotá 2600 más cerca de las estrellas, a sonar.
Yo quiero a mi bella Bogotá de corazón
Aunque sus noches con sus tinieblas sean frías
Deben sonar, cual eco de nuevos días
Los gritos de los colombianos pujante y de tesón.
Que viva Bogotá.
En esta ciudad contaba 21 años, pensé que de pronto con el bachillerato técnico en electricidad y una carrera técnica en manejo y programación de computadores para algo había de servir y claro que sí, pero para el presente no era suficiente, no es el país de las maravillas donde cada uno hace conforme a su educación y su saber, hay que hacer lo que resulté para adquirir algunos pesos.
Bueno, el primer trabajo me resulto fue en construcción, echar una plancha de un segundo piso, si la labor del campo no era mi pasión esta la sacaba realmente del estadio, era más agotador, aguante una semana y presente mi renuncia, descartado un empleo más para mi vida. Habría que probar otra oportunidad si una puerta se cierra ya sabes el garaje se abre y ablando con una joven de un mostrador de cosméticos me dijo: En la empresa están recibiendo personal si quieres me pasa una hoja de vida, se la lleve, y así fue, a la semana ya estaba laborando en la Empresa.
En esta ciudad me encanta vivir pues he echado raíces fuertes que me atan enrizadas en el subconsciente... y a la vez me entristece tantas personas desplazadas viviendo en la indigencia:
ü La realidad del desplazado
Destroza mi corazón tu estoicismo, Bogotá sin indiferencia tienes nombre que vives plasmado en la pared, no hay identificación en el corazón humano, por las calles frías y los puentes deambulas por esta selva de ladrillos, y el estómago gruñe con ansias de estirar la mano y mendigar un poco, la mirada en este mar de pavimento sus pupilas secas de llorar en silencio caminando sin misión con la visión perdida cual naufrago abandonado entre tanta gente.
ü¿Qué de mí?
Quiero gritar que me duele el desplazado que se quita el sombrero para mendigar, pues no hay otra opción de sobrevivir en esta pobreza que acompaña a muchos, quiero darles un abrazo efusivo decir que son mi familia de entrañas, que la empatía nos une a todos somos un pueblo con anhelo de Patria y hoy es el tiempo de unir las cuerdas extendiendo sueños e ilusiones en la realidad presente, levantaos erguidos como un solo hombre.
ü¿Qué Hacer?
Somos un pueblo, somos Colombia, somos tres cordilleras, valles, selvas... dos océanos con fuerza nos comprimen, manos extendidas, entrecogidas en unidad, la respiración con ansias del terruño, el corazón corre tras el césped verde tan solo se necesita un pedazo de seguridad y propiedad del campo. Cuando te observo Colombia, en la grandeza de tu territorio me deleito en tu belleza, más para el desplazado eres mezquina.
ü ¿Mi querer?
¿Quién se parará en la brecha? Esperanza en los que no han vivido en las llamas del dolor y el miedo corriendo, apresurado en la lucha. ¿Habrá alguien entre los desplazados? Que quiera el bien para el doliente e ilumine el rostro a los desamparados que pide agritos quien lo represente; unión, es la esperanza del presente tienes la fuerza de ser muchos voz y voto embocando los derechos, quiero verlo, alguien que se levante.
ü¿Un sueño?
El Pacifico y el Caribe, mares unidos, ve, la prosperidad en sus recorridos ciudades pobladas triunfantes dadas a un pueblo de infantes no se llamará más desplazados serán llamados bienaventurados, el dolor y la angustia ha dado frutos, levantados erguidos en sus votos. Un pueblo unido jamás será vencido, es superior a sus dirigentes, un caudillo, levanta su voz convencido de llevar a un pueblo a tierras fragantes.
üAnhelo a la unidad
Hoy al mirar de frente veo en fila un pueblo unido, cual solo hombre, oh desplazados en el pasado. Niños con rostro, jóvenes con futuro, madres con esperanzas, padres con anhelos. Hoy es el tiempo de reconocer que somos compatriotas nos cobijamos con la única bandera, la salida del sol ilumina su color amarillo de tu riqueza, tus mares, azul del cielo nos pertenecen por heredad, cual rojo sangre han vertido nuestros hogares desplazados. ¿Dónde está tu fuerza? en gotas dispersas no hay lluvia, unidos somos el roció refrescaremos las ciudades, valles, cordilleras, selvas... visualicemos un mejor presente... Vasta de mendigar, vuelve tus manos a la labor, la lucha de un pueblo que con hambre anhela para su generación vivir sirviendo en paz y vigor en formación triunfante.
La llegada de Eduardo a Bogotá: El sentido de vivir para un sistema en el cual lo que quieres no se da la oportunidad, los sueños y anhelos se esfuman poco a poco dejando de lado las metas y expectativas, todo en la rutina de un día a otro, dormir, trabajar... Si, si la vida es un viaje estaba estacionado esperando él no sé qué, algo que me arrastrara... Pasado un año llego Eduardo, había finalizado el servicio militar, él conocía la ciudad y también a personas que le estimaba del grupo de cristianos evangélicos.
Ese fin de semana me hizo la invitación al lugar donde se congregaban, mi interés no era tanto acompañarlo ya que por tradición era Católico, lo que me animo era más bien una imagen de una foto que en año y medio había visto y aun recordaba, una linda joven amiga de él que le había regalado esa foto; y yo no dado a madrugar los domingos ese día nos levantamos a eso de las seis de la mañana, un buen baño la mejor prenda para vestir un buen perfume, y partimos rumbo al lugar de la invitación, con la expectativa de ver esa linda joven de la foto. Llegamos a eso de las siete y media de la mañana a una casa grande de dos pisos con terraza con un mensaje bíblico escrito en la pared, entramos y nos recibió una familia muy amablemente y nos ofreció tinto en la cocina, nos informaron que el culto empezaba dentro de dos horas y bueno la conversación se prolongó compartiendo información personal de las vivencias y actualizándose en datos y temas de interés mutuo, el hermano Eduardo, así lo llamaban se dirigió al salón y se sentó en las ultimas sillas, desde allí se podía ver de extremo a extremo el salón con capacidad para unas ochenta personas, sentados alrededor de una mesa, en ella un pan y una copa, de vez en cuando alguien sentado en la silla pedía cantar un himno, finalizado alguien oraba con relación al canto y así transcurría el tiempo hasta que mencionaban el pan y la copa como unos símbolos de recordación al Señor Jesús, su obra y su venida señalada por la Biblia y luego el pan pasaba de mano en mano y cada persona partía un pedazo, después la copa, las personas que estaban de pie tomaban y se rotaba entre ellos con reverencia. Este acto me parecía una ilustración de compartir en esa hermandad de llamasen hermanos; acto seguido alguien se levantaba y daba gracias por las ofrendas recibidas y una bolsa verde pasaba de mano en mano cada uno colocaba lo que bien le parecía y luego otro se levantaba y oraba por los niños y los maestros y la enseñanza de los adultos y posterior mente se levantaban los niños con Biblia en mano, bajando por las escalas al primer piso; todo en el salón quedaba en silencio, algunos con los ojos cerrados contemplando no sé qué o pensando en algo quizás, con postura de reverencia, uno de ellos se levantó con Biblia en mano se dirigió al centro del semi-circulo que formaban la sillas verdes del salón comenzando con una conversación con Dios, pidiendo de su gracia para hablar de la persona y la obra de Jesús el Mesías de verle oírle y palparle...cuando termino levanto la cabeza y dijo: nuestro centro y nuestro tema hoy y siempre es Jesús nuestro redentor... Una hora estuvo hablando de alguien que parecía que realmente lo conocía y entendía a la persona de Cristo el Mesías. Finalizada la predicación todos se levantaron de sus sillas se saludaban de besos y abrazos y el hermano Eduardo a todos saludaba muy efusivamente diciéndoles que era un gusto volverle a ver y ellos correspondían a ese halago unos con un apretón de manos otros con un abrazo parecían tan felices de verlos que no era nada familiar para mis esas expresiones.
Yo era la sombra que seguía a Eduardo por todo el salón mientras él hablaba y saludaba, acto seguido me presentaba diciendo: -este es mi hermano menor. Las personas estrechaban mis manos diciendo bienvenido hermano mi nombre es tal... Era evidente que bestia como evangélico, el traje con corbata, y como siempre he mantenido una sonrisa al saludar, ya exteriormente pasaba como de la familia cristiana o mejor dicho de Cristino.
No había olvidado el objetivo de ir a esta reunión y era verla a la mujer de la foto, le pregunte a Eduardo: ¿dónde está ella? Con una mirada y sonrisa de picardía me dijo: talvez está de viaje... pero vamos, allá esta su hermana mayor, nos desplazamos al lado de las escaleras junto a unos grandes ventanales en cuyo exterior se imponía el verde prado con sus zonas de recreación al frente de la casa con fachadas lujosas y bien al fondo se levantadas al cielo las montañas verdes con sus monumentos, Monserrate y Guadalupe daba la impresión de tocar las nubes blancas como copos de nieve volando que el viento traía lentamente condensándolas en nubes negras que caerían en diminutas gotas bañando la ciudad y allí junto a ese ventanal estaba Mary, ojos verde, cabellera rubia facciones bien formadas, piel blanca... Eduardo comenzó la conversación, ¿tú eres hermana de Gloria verdad?
Mary: oh, sí.
Eduardo: ¿Y ella porque no vino?
Mary: Está en el pueblo visitando a mis padres, ella regresa mañana temprano.
Y así bla, bla, bla... continuo la conversación, presentación, preguntas y respuestas y temas relacionados con actividades personales, familiares y así paso un buen rato conociendo de la vida de ella y Eduardo contando de nuestras vidas hasta salir de la casa, pasar por el parque y acompañarla a la avenida donde le pasaba la ruta que la llevaría a ella. Por fin un día diferente, personas por conocer más de cerca, y un propósito no cumplido, ver a la joven de la foto... de camino a casa en silencio mirando por la ventana del bus las casas y los edificios pasar, en la mente traía las preguntas y las respuestas acerca de ella, al final de cuentas porque me iba a interesar tanto si ni siquiera la conocía y además la foto solo la había visto escasamente dos veces, para completar no era mi amiga, tampoco era Católica, así que ella tendría un poco de cosas enredadas en la cabeza que no me dejaría ni siquiera ser su amigo y concluí en pensar que era una estupidez, una bobada tan insignificante que no valía la pena admitir un pensamiento más de ella.
El tiempo de una semana se pasó tan rápido como si el abrir mi mano y contar los dedos cada uno fuese los cinco días, en un instante ya era fin de semana. Eduardo me dijo: ¿Me vas a acompañar al culto mañana? Agache la cabeza, por un lado, algo me decía: deja eso así, no te moleste en perder el tiempo, ya ella no te interesa, ve a hacer lo que siempre haces, lavar la ropa, hacer aseo a la pieza, prepara los alimentos, descansa, ve televisión y no vayas a madrugar el domingo. Miré a Eduardo a los ojos y le dije: está bien, hagamos hoy todas las tareas de la casa y mañana vamos. Con el tiempo me he dado cuenta de mis grandes convicciones, unas cosas pienso y otras hablo y hago.
Comments